dimarts, 10 d’octubre del 2017

El pájaro carpintero



"El pájaro carpintero"

"Una mañana muy temprano, cuando todavía no salía el sol, se oía en todo el bosque el toc-toc de un pájaro carpintero que trabajaba en un árbol.En ese momento pasó por allí una paloma, que muy amablemente le preguntó:
-“¿Qué hacéis, amigo carpintero?”
-“Estoy haciendo una casita, porque la mía se la llevó el viento y no tengo dónde vivir.”
-“¿Y por qué no le pides ayuda a tus vecinos? Ellos te quieren y son muy gentiles contigo, estoy segura de que te ayudarán a hacerla más rápido.”
-“Yo no quiero ayuda de nadie” respondió malhumorado el carpintero, “me basto yo solo para hacerla.”
La paloma se fue cabizbaja, pensando que el carpintero estaba muy equivocado en su proceder.
Al poco rato pasó por allí un pajarillo rojo como la grana, y le preguntó de forma muy cortés al carpintero:
-"¿Quieres que te ayude?. Así acabarás más pronto.”
-“No, cardenal” respondió poco amable el carpintero, “Yo solo me basto.”
El cardenal se marchó pensando lo poco inteligente que era el carpintero por rechazar su ayuda.
Al otro día el carpintero se hallaba en plena faena cuando acertó a pasar por allí un conejo, que al ver el esfuerzo del carpintero, se detuvo en medio del camino y muy amable le preguntó:
-“Buenos días, carpintero. ¿Quieres que te eche una manita para acabar tu casita?”
-“No, señor” fue la seca respuesta del carpintero, “yo solo me basto”.
Y el conejo se alejó refunfuñando de lo poco amable que había sido el pájaro carpintero.
Y he aquí que de pronto en el bosque se dejó de escuchar el toc-toc del carpintero. Y así durante varios días. Y dio la casualidad que por el árbol del carpintero pasó de nuevo el conejo, que de pronto escucha que alguien se quejaba. Y curioso y muy gentil preguntó:
-“¿Quién se queja de ese modo tan lastimero?”
-“Soy yo” respondió el carpintero. ¡Ay! me duele todo el cuerpo. Por estar solito haciendo mi casita me he caído y no puedo moverme.”
El conejo, al ver al carpintero tan enfermo, y como él era muy amable, llamó a los otros animalitos del bosque, el cardenal, la paloma, y otros más, que entre todos cargaron al carpintero y lo llevaron a curar a la casa del Doctor Pato.
Cuando el carpintero abrió los ojos y miró a su alrededor vio a todos sus amigos junto a él. En ese momento se dio cuenta de lo amables que estos siempre habían sido con él, y a los que había tratado tan mal y poco gentil. Y se sintió tan mal, que se echó a llorar.
-“No llores, carpintero, pero que esto te sirva de lección para que aprendas que todos somos tus amigos, y siempre te vamos a ayudar”.
-“Gracias amigos, respondió el carpintero, ustedes siempre tan amables conmigo y yo tan poco servicial, pero de ahora en lo adelante les pediré de la manera más cortés que me ayuden a hacer mi casita, y cuando terminemos haremos una gran fiesta para celebrar.”

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